TEJEDORAS. 30 DE OCTUBRE DE 2021.

Hoy he tomado la decisión de dejar uno de mis trabajos. Llevaba poquito en él, pero ha sido suficiente como para darme cuenta de que no era lo que quería. Poco a poco trataré de dejar los otros dos, pero de momento esto va a permitirme dedicar más tiempo a escribir. Gracias a esto, he rebajado un poquito la ansiedad que tenía últimamente, y tengo más tiempo para trabajar en Tejedoras de almas.

Además de El hombre, que pronto podréis leer, estoy trabajando en la segunda parte de Tejedoras de almas. Como sabéis los que lo habéis leído, Tejedoras es una saga complicada. Además de los veinte reinos, tiene criaturas con sus propias lenguas, muchos personajes, muchas subtramas y es muy muy muy difícil de escribir. De hecho, esta es la tercera vez que escribo esta segundo parte de la saga. Dicen muchos escritores que las segundas partes son las más complicadas. Yo espero que sea así, porque si esto se sigue complicando de aquí en adelante, no sé lo que voy a tardar en acabar la saga.

Aunque tengo clara la historia de Destino y de Hyra, las dos Tejedoras de almas, el resto de personajes me están dando más problemas. Una de las cosas que más complicado me resulta con Tejedoras de almas es saber hasta dónde profundizar en las historias de los personajes secundarios. Podría escribir libros y libros contando cosas como los orígenes de la reina Arabar, o la historia del tío de Dunia y su muerte. Podría (y probablemente lo haga en el futuro) escribir un libro únicamente centrado en las Guerras de las Ninfas, o alguna trilogía dedicada a las Hijas del Desierto y las Hijas del Loto, los dos clanes de asesinos principales de la saga. Los reinos élficos y enanos me darían para otras dos sagas… Al final, lo complicado en Tejedoras no es tener historias que contar, es saber dónde parar.

Por ello, mientras trabajaba hoy un rato en la segunda parte de la novela, he pensado que voy a dejarme llevar. Voy a contar lo que crea que es útil para la trama de Tejedoras, y todo aquello que me apetezca contar pero me parezca excesivo para el libro, lo voy a ir escribiendo igual, pero para guardarlo por si en un futuro tengo opción de escribir más sobre el mundo de Ma’oz.

Sin duda, si pudiese escribir durante toda mi vida, Ma’oz me inspiraría material para regalaros cientos de libros. Quizá es eso lo que tengo que hacer: centrarme en la magia y la fantasía y dejar otras historias guardadas en un cajón. Sería lo más lógico y lo más sencillo para crear una comunidad de lectores que sepan qué van a encontrar cuando lean mis libros: magia y fantasía. El problema es que no soy ese escritor.

No quiero ser un escritor limitado a un género. Sé que, evidentemente, no voy a escribir todo igual de bien, que unos se me darán bien y otros un poco peor. Sé que a algunos les gustaré en unos géneros y me odiarán en otros. Pero no me importar. Siento la necesidad de contar historias de todo tipo, así que aunque eso complique un poco más el camino y el trabajo a realizar para vivir de mis historias, creo que es lo correcto. Además de los cuentos y la fantasía, en El hombre me lanzo con el terror, quiero escribir thriller y tengo ideas para una distopía, romántica y drama.

Sé que os volveré locos, pero prometo dejar muy claro de qué va cada libro para que, si no os apetece, no gastéis vuestro dinero en un género que no os interesa.

Intentaré seguir los consejos de mis mentoras todo lo que pueda, pero sin duda voy a adaptarlos a mi forma de ser y al escritor en que me quiero convertir porque, si hay algo que he aprendido al dejar este trabajo, es a hacer lo que me dice mi corazoncito, que bastante tiempo lo he tenido abandonado.