HACERSE UN NEPAL. 25 DE OCTUBRE DE 2021.

Hace años, en 2017, estaba pasando una época un poco regulera. Estaba en un trabajo que no me gustaba y tenía varios problemas que hacían que estuviese continuamente de mal humor. Ese año, otros 12 amigos y yo nos fuimos de viaje a Nepal. Fue una experiencia muy enriquecedora y que nos marcó para siempre, por lo menos a mí.

Después del viaje, decidí que tenía que cambiar ciertas cosas para volver a ser yo mismo. La primera decisión fue dejar el trabajo, así que a los dos días de volver de mis vacaciones, me fui a mi jefe y le dije que en quince días me iba.

La segunda de ellas, fue hacer algo que siempre había querido pero que nunca había sido capaz de hacer: estudiar arqueología. Ni corto ni perezoso, me matriculé en la Universidad de Granada para estudiar el Grado de Arqueología (que espero terminar el breve). Ese año, además, publiqué Tejedoras de almas con una editorial de autopublicación (de esto hablaremos más adelante).

En resumen, me lancé a hacer cosas que nunca me había atrevido a hacer, dejé un trabajo que me amargaba la existencia y me centré en hacer cosas que me hacían feliz. Desde entonces, cada vez que me da un arranque y hago algo impulsivo, sin meditar, mis amigos dicen que “voy a hacer un Nepal”.

Cada vez que viajo recuerdo esa sensación, vuelvo a sentirme dentro de aquel Javi de hace 4 años que no se dejó dominar por el miedo y tomó decisiones para hacer con su vida lo que él quería, y no lo que los demás esperaban.

Ahora, tras visitar Lisboa y Dublín, estoy empezando a creer que voy a hacerme un Nepal otra vez. Me da vértigo, como siempre, pero creo que me da tanta pena volver a Granada porque la vida que tengo allí no me convence. Ojo, que eso no quiere decir que no sea feliz (que lo soy), pero sí es cierto que creo que quiero centrarme en crear. Siento una necesidad brutal de escribir, de contar historias, de pintar, de hacer cine y de emocionar. No sé si llegaré a la gente con mis creaciones, pero os puedo garantizar que voy a ponerle mi corazón a todo lo que haga.

Hoy, además, he vuelto a emocionarme con un cuento. He llegado a conectar tanto con la historia que se me ha saltado una lagrimita (y ojo, que aunque yo diga mucho que he llorado, no es cierto: me cuesta horrores llorar). He escrito un cuento sobre la amistad que me ha hecho darme cuenta de que mis amigos, por muchas locuras que yo haga, siempre son los primeros en apoyarme. Y eso no tiene precio.

Poco a poco os contaré lo que estoy tramando, pero si queréis estar al tanto de todo, os recuerdo que podéis inscribiros en mi newsletter aquí, en la que además en unos días podréis descubrir mi próxima novela (que únicamente publicaré por ahí).