LOCURA. 24 DE OCTUBRE DE 2021.

Anoche no dormí bien… Es un problema que tengo con mucha frecuencia, puesto que tengo problemitas de ansiedad (más o menos controlados, por suerte) y, a veces, se me va un poquito de las manos. Ayer, al llegar al hotel del trabajo, estuve toda la tarde dándole vueltas a las ganas que tengo de ser mi propio jefe y no tener que trabajar para nadie más que para mí. Y eso que tengo suerte con mis jefes y son majos (la mayoría). Como no podía dormir, no paraba de darle vueltas al coco, tratando de encontrar ideas nuevas, cosas diferentes que hacer para poder lograr hacer realidad mi sueño de vivir de escribir cuanto antes. No lo conseguí, por desgracia, pero me pasó algo que también me ocurre con mucha frecuencia: tuve un sueño, que me ha llevado a pensar una locura. Como estoy fatal de la cabeza y vosotros ya lo sabéis, os lo cuento.

Estaba yo en una casa en el Albaicín con vistas a la Alhambra (algo que también conseguiré algún día), escribiendo mi nuevo best-seller (sí, yo sabía que era un best-seller, que para eso es mi sueño y soñar es gratis). En ese momento, entraba un macizo y me plantaba un morreo (tranquilos, no es un sueño guarrillo, aquí termina toda la parte sexy de la historia), y me decía que me preparase para irnos a la comida de Navidad, que nuestros amigos nos esperaban. Yo le contestaba a mi marido (el macizo era mi marido, como no podía ser de otra manera) que en cuanto acabase el capítulo de Sangre de reyes (así se llama el best-seller, que nadie lo registre y se forre a mi costa, cabr***s) me cambiaba y llamábamos al taxi y que nos recogiese en la puerta (sí, yo vivía  en una casa en el Albaicín en la que el taxi podía llegar a la mismitica puerta, a ver si voy a soñar con casas cutres, ¡qué os creéis!). El macizo (nótese que el best-seller tiene nombre, pero el macizo no, lo dejo caer por si hay algún interesado leyendo esto), me acariciaba el pelo (en el sueño yo tenía pelazo, ¡y vaya pelazo!), y me volvía dar un beso (esta vez un casto beso en la mejilla, que los maricones también tenemos gestitos cuquis). Mientras yo tecleaba las últimas líneas de mi capítulo, una mariposa entraba en mi patio morisco revoloteando (sí, había una mariposa revoloteando en pleno diciembre en el Albaicín, dejadme soñar tranquilo) y se posaba sobre el teclado.

Después de eso no recuerdo más, pero esta mañana me he despertado y he extraído varias conclusiones de este sueño:

  • En el fondo de mi corazón, sé que voy a conseguir vivir de escribir.
  • En el fondo de mi corazón, sé que hay un macizo por ahí esperándome.
  • En el fondo de mi corazón, sé que algún día viviré en una casa en el Albaicín con vistas a la Alhambra y acceso en taxi hasta la puerta.
  • Tengo que ponerme pelo cuanto antes, porque el macizo no va a poder acariciarme el pelo si soy CALVA.
  • No tengo ni idea de qué pinta la mariposa (aunque creo que tiene algo que ver con Eloise).

¿Y todo este rollo a qué viene? Pues muy sencillo: hoy he tenido dos ideas perturbardoras… Me pasa mucho esto, soy así de impulsivo cuando sueño algo o tengo alguna idea recurrente que no para de darme vueltas por la cabecita. Se me ocurre algo, y no puedo quitármelo de la cabeza.

La primera ya la he puesto en marcha con la ayuda de mi inestimable amiga Marta. No os puedo contar mucho todavía, pero os adelanto que es un pack que podréis adquirir como regalito para esta Navidad, con un regalito muy especial que estamos preparando. Y sí, esa idea ha surgido a raíz de la mariposa y la Navidad del sueño.

La segunda idea es la más loca de las dos: he llegado a plantearme una locura a raíz de este sueño. ¿Cómo de fuerte sería que yo me esté planteando pedir un crédito para poder pasar unos cuantos meses escribiendo mis próximas novelas, sin hacer nada más que escribir e ir a Turquía a ponerme pelo?

Cualquiera me dirá que estoy majara, que ni se me ocurra y que vaya tontería. Pero os puedo asegurar que he llegado a mirar en mi banco y todo… Imaginad cómo de loco estoy que, si la mariposa y la Navidad, que a priori no significan nada en el sueño (que yo sepa), me han dado una idea que esta misma mañana he comenzado a desarrollar, conforme ha ido avanzando el día he ido sintiendo que la idea de pedir un crédito para vivir sin trabajar unos meses no es tan loca. De hecho, ahora que ha llegado la noche, os juro que no le doy a solicitar en el botoncito de la web de mi banco porque he pensado que igual no está de más preguntar en otros.

Si de algo estoy seguro, es de que antes o después cometeré una locura así. Puede que me salga mal, pero os puedo garantizar que no me voy a arrepentir jamás. Si algo me ha enseñado la vida es a arrepentirme únicamente de las cosas que no intento. De las que intento y salen mal no solo no me arrepiento, sino que me siento orgulloso.

Encima, Eva Fraile (por cierto, si no conocéis su web ya estáis tardando) me ha escrito para proponerme cosas, y mi nivel de locura se ha disparado. Esta aventura no sé si acabará bien o acabará mal, pero tengo claro que, al menos, será divertida.